O xornal El Faro de Vigo publica o seguinte artigo sobre a literatura científica e o Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Galicia

El alto coste de la literatura científica

El recorte de fondos para sufragar las elevadas suscripciones de revistas ya ha provocado la cancelación de algunas de las que utilizan los investigadores de la Universidad

Los científicos del siglo XIX e incluso del XX recurrían a las cartas para dar a conocer sus avances y mantener debates con otros colegas. Pero en plena era digital, el conocimiento hace tiempo que prescindió del papel para concentrarse en la red y, sobre todo, en las revistas electrónicas. Los resultados que no aparecen en ellas, simplemente, no existen y los investigadores están obligados a consultarlas para estar al día de lo que se hace en el resto del planeta. El problema es que esta exigencia de la ciencia actual se lleva un buen pellizco de los presupuestos públicos para sufragar las suscripciones y, en el contexto actual, las partidas se han reducido cortando las líneas de comunicación de muchos científicos.
Las tres universidades gallegas destinan casi la totalidad de sus remesas para adquisición de fondos al consorcio Bugalicia, que también se sufraga con ingresos de la Xunta. Sus presupuestos han ido sufriendo recortes paulatinos y en 2010 tuvo que cancelar dos paquetes de revistas de las editoriales Blackwell y Oxford al reducirse esta partida en un 6,7%. Esto supone que a los investigadores se les ha cerrado el acceso a casi un millar de títulos y lo mismo ha ocurrido con las bases de datos. Una de las canceladas es EconLit, muy usada en el ámbito de la Economía Aplicada.
Más de tres mil investigadores de Vigo accedieron a los fondos de Bugalicia en 2009 y realizaron casi 400.000 descargas. La base Science Direct, de Elsevier, es la más utilizada por los usuarios de las tres universidades y supone un coste anual de casi 2,5 millones de euros al consorcio.
Entre los departamentos de la institución viguesa que más consultan los fondos electrónicos gallegos se sitúan el de Bioquímica, Genética e Inmunología, Teoría de la Señal, Derecho Público Especial y Traducción y Lingüística.
Mientras los presupuestos se reducen, las editoriales suben sus precios y las suscripciones resultan inaccesibles para los grupos de investigación. “Solo descargarte un artículo cuesta entre 20 y 35 euros y, si no tenemos acceso a lo que se publica, estamos como en la época de las cavernas tanto en la investigación como en la docencia, porque debemos formar a los alumnos en los aspectos novedosos”, subraya el profesor Luis Navarro, uno de los responsables del grupo de Ecología y Evolución de Plantas.
El recorte de fondos les ha dejado sin acceso a destacadas publicaciones de su área. “En Vigo se ha invertido muchísimo dinero en una biblioteca nueva, pero ahora no tenemos acceso a muchísimas revistas de las que utilizábamos. Es como volver veinte o treinta años atrás. Yo dejaría los edificios sin calefacción y sin luz par pagar las revistas”, sostiene con rotundidad.
En otros ámbitos han tenido más suerte y todavía pueden consultar las revistas de interés. “El 95% de las consultas las hacemos a través de internet y el gasto sería inasumible para un investigador o un grupo. Hasta ahora no ha habido problemas de acceso y espero que siga siendo así. Si tienen que meter la tijera, deberían consultarnos”, opina Juan Carlos Burguillo, del grupo de Tecnologías de la Información.
Páginas gratuitas
Para contrarrestar el alto coste de las suscripcione, en los últimos años han empezado a proliferar publicaciones de libre acceso (Open Journal Access) que plantan cara a las grandes firmas del sector. Luis Navarro es el editor de una de ellas, la revista Ecosistemas de la Asociación Española de Ecología Terrestre.
Los inconvenientes de esta alternativa los explica él mismo: “El sistema es bastante perverso y los investigadores, para hacer currículo, estamos obligados a publicar en revistas citadas en índices de calidad que elaboran las propias editoriales y en los que resulta muy difícil que admitan a las de acceso abierto”.
Por eso, algunos investigadores como Burguillo rechazan de plano enviar artículos a estas publicaciones: “Ni lo he hecho ni pienso”, admite. Otros como Xosé H. Vázquez, del departamento de Organización de Empresas, las respalda “siempre que se garantice un proceso de revisión convencional”, aunque considera una “garantía” que los rankings de calidad estén en manos privadas.
Otra opción cada vez más extendida, añade Vázquez, es publicar los artículos antes de enviarlos a revistas: “Se cuelgan en páginas de libre acceso, quizá con alguna modificación menor, y están resultando una competencia feroz para las grandes editoriales”.

Disponible en http://www.farodevigo.es/gran-vigo/2011/02/22/gran-vigo-alto-coste-literatura-cientifica/520727.html

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